El ejercicio era hacer un autoretrato. Me salió así.
Toda mi vida fui tímido y zafado, inseguro y confiado, terco y flexible, conservador y audaz, parco y charlatán, avaro y generoso,
temeroso y jugado, farsante y cabal, ignorante y culto, bruto y sabio, superficial
y profundo, indolente y diligente, errante y sedentario, cobarde y valiente,
odioso y simpático, anticuado y moderno, atolondrado y reflexivo, descortés y
comedido, cruel y benévolo, aburrido y creativo, tosco y pulido, atrasado y
avanzado, perezoso y trabajador, oportunista y altruista, ingrato y agradecido,
intemperante y moderado, cáustico y elogioso, soberbio y humilde, agnóstico y
creyente, débil y fuerte, inocente y perspicaz, pero, ante todo, mortal.
1 comentario:
me encantó!
Publicar un comentario